Practica: Si lo que quieres es escribir, escribe. Para ti, para un amigo, o para nadie. Escribe lo que sea. Puedes hacerlo en tus ratos libres, mientras esperas entrar a tu consulta con el dentista, en tus vacaciones, en el metro o antes de dormir. El chiste es que lo hagas para que se convierta en una actividad recurrente y tu cerebro pueda fortalecer las partes que utiliza cuando escribes, además así descubrirás técnicas y trucos nuevos.
Estimula: Esto es particularmente útil cuando la mente se bloquea, aunque es un ejercicio con muchos otros beneficios. Se trata de buscar inspiración en el entorno y la manera de hacerlo depende de los gustos de cada quién. Puedes ir a un museo, sentarte en un lugar bello y observar a la gente, pasear en un mercado popular, asistir a festivales culturales, ir al cine, visitar un sitio arqueológico, meterte a clases de escultura o acampar en la playa. Puedes averiguar de eventos en blogs y redes sociales o en lugares como universidades, casas de cultura y foros culturales.
Persevera: Cuando comiences algo, termínalo. No te permitas dejar las cosas a medias, aunque te tardes. La disciplina es básica para adquirir maestría en cualquier cosa, y obligarte a terminar tus creaciones te ayudará generar mecanismos y métodos para invocar la creatividad cuando la necesites. Además ver tus obras terminadas te motivará a seguir creando, pues es verdaderamente satisfactorio.
Por Mariana Viramontes
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