La novela gráfica remonta sus orígenes a fuentes tan antiguas como las pinturas rupestres, manuscritos medievales, o incluso algunas novelas del siglo XVIII y XIX. Todas estas utilizaban ilustraciones de algún tipo para apoyar la narrativa, que es el eje central de este tipo de publicaciones.
Existen muchas discusiones sobre si son lo mismo que un cómic o no, e incluso autores célebres del género como Alan Moore está en desacuerdo con que se les clasifique como géneros diferentes y dice que es sólo una técnica de mercadotecnia. Sin embargo, hay algunas características de la novela gráfica que la identifica:
- Se hace en formato de encuadernación de un libro. Normalmente se adquieren en librerías y tiendas especializadas, a diferencia de los cómics que se pueden adquirir en los puestos de revistas.
- Generalmente se producen por un solo autor. Solo en algunos pocos casos es una colaboración de más de una persona.
- Es una sola historia extensa y que tiende a la profundidad y densidad en el o los personajes.
- Tiene pretensiones literarias de alto nivel, con uso de herramientas narrativas de mayor complejidad.
- Se destina a un público con cierto nivel de madurez.
A pesar de tener orígenes antiquísimos como ya mencionamos anteriormente, el género como tal, surge en el siglo XX, en los años 40 con la ilustración de clásicos de la literatura. Veinte años después –en los 60–, con el boom de la industria del cómic, los autores comenzaron a buscar nuevos recursos para hacer sus obras más atractivas y audaces.
Así es como surgió la que se considera la primer novela gráfica como la conocemos hoy en día; en 1971 se publicó Blackmark, ilustrada por Gil Kane y escrita por Archie Goodwin. Fue con esta publicación con la que el término novela gráfica se volvió por fin aceptado y famoso.
Después le siguieron muchos títulos de este género como Bloodstar en 1976, Red Tide y Sabre en 1976 y A Contract with God en 1978, pero no fue hasta la década de los 80 que este formato narrativo tuvo su auge. Marvel sacó al mercado una serie de publicaciones de algunos de célebres autores como J.M Dematteis, Bill Sienkiewicz y Frank Miller.
Obviamente DC Comics no se iba a quedar atrás y dio una nueva dimensión a sus formatos con The Dark Knight Returns y Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, que hizo que la prensa dijera que los cómics dejaron de ser “cosas de niños”
En los últimos años, este género se ha popularizado aún más por la producción de películas inspiradas en títulos de novelas gráficas y cómics. Empezando por Akira (1988), saltando a Sin City (2005), luego Persépolis (2007), Watchmen (2009), Deadpool (2015) y las muchísimas otras que han salido, más las que faltan.
Por Sofía Viramontes